La acumulación de mascarillas y test de antígenos en los vertederos.
Desde el comienzo de la pandemia en abril del 2019 hasta la actualidad, se han desechado 29.923.000 mascarillas diarias y aproximadamente en las últimas semanas se han vendido más de 7 millones de test de antígenos. Cada test contiene siete gramos de plástico y es su venta excesiva lo que tenido una gran repercusión medioambiental.
La OMS asegura que se han generado 1,6 millones de residuos diarios desde el día en que comenzó la pandemia y en concreto, solo la fabricación de los test de autodiagnóstico ha aportado 2.600 toneladas y 731.000 litros de residuos químicos, lo que sugiere que el volumen de residuos plásticos de un solo uso (mascarillas o test de antígenos) se ha duplicado en dos años.
Sin embargo, el problema no es solo el incremento del volumen
de residuos sino la incapacidad de estos para reciclarse o reutilizarse; ya
que, según la legislación de salud pública, al ser considerados altamente
contaminantes no pueden ser recogidos en los puntos de SIGRE de las farmacias.
En su lugar, deben colocarse en el interior de una bolsa cerrada y tirarse a un
contenedor especializado.
Pero, la ausencia de un contenedor para la recogida de este tipo de productos sanitarios y la urgencia para continuar con la producción ha derivado en la acumulación de dichas toneladas en vertederos sin la posibilidad de reciclaje.
A pesar de la situación, algunos países como Estados Unidos han desarrollado medidas para disminuir el volumen de residuos con la fabricación de carcasas reutilizables.
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Tenemos un problema: es imposible reciclar los test de antígenos (elconfidencial.com)
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